- ¿Qué
hacer?- lloraba la diosa Clodovea-. Desde hace milenios he llevado la sabiduría
al reino mortal. En tiempos antiguos, cuando Grecia aún era rica y
esplendorosa, era alabada y reconocida como la diosa más poderosa de
todas, una diosa con el poder suficiente para destruir una nación
entera. Pero ahora, los mortales encuentran más importante ser
bellos a inteligentes. ¿Por qué se niegan a portar la sabiduría?
Maldito
siglo XXI, arrogante y hundido, hasta tal punto, que los humanos nos
han olvidado a nosotros, los dioses que les dimos la vida.
Entre
lamento y lamento, Clodovea no sintió a un hombre acercársele.
- ¿De
qué lamentarse, muchacha? El hombre ha crecido y evolucionado hasta
tal punto que ya no os consideran necesarios. Todos nosotros hemos
nacido en la ignorancia y criamos a nuestros hijos en la ignorancia.
Pero a pesar de considerarnos todopoderosos, aún se nos escapan
muchos datos necesarios para nuestro desarrollo. Sabemos que hay
seres capaces de hacernos volar por los aires con tan solo un soplo
de viento, pero no queremos aceptarlo.
La
diosa reflexionó sobre aquellas palabras y a la mente le vino una
idea privilegiada:
- ¿Y
si hubiera una manera de mostrarles todo lo que sé a los mortales?
Pero, aunque la hubiera, ¿cómo transmitírselo a todos?.
Al
hombre se le dibujó una sonrisa traviesa en la cara.
- Mi
nombre es Antonio Wikipedio y, ¿has oído hablar de internet?
Rosa Gómez (2º E)
Dicen por ahí ,qué lo que no está en internet , no existe´, Uhm! ,¡no sé no sé !
ResponderEliminarIgnoramus et ignorabimus
Felicidades Rosa!11.